sábado, 16 de noviembre de 2013

África, fútbol, tiranos y realismo político. A propósito del partido de la selección española.

La dictadura militar argentina, en cambio, gozaba de buena salud, y para probarlo organizaba el undécimo Campeonato Mundial de Fútbol (...). EL Papa de Roma envió su bendición. Al son de una marcha militar, el general Videla condecoró a Havelange en la ceremonia de la inauguración, en el estadio Monumental de Buenos Aires. A unos pasos de allí, estaba en pleno funcionamiento el Auschwitz argentino, el centro de tormento y exterminio de la Escuela de Mecánica de la Armada. Y algunos kilómetros más allá, los aviones arrojaban a los prisioneros vivos al fondo de la mar.
«Por fin el mundo puede ver la verdadera imagen de la Argentina», celebró el presidente de la FIFA ante las cámaras de la televisión. Henry Kissinger, invitado especial, anunció:
- Este país tiene un gran futuro a todo nivel.
Y el capitán del equipo alemán, Berti Vogts, que dio la patada inicial, declaró unos días después:
- Argentina es un país donde reina el orden. Yo no he visto a ningún preso político.
Eduardo Galeano
Fragmento de "El Mundial del 78", de su libro El fútbol a sol y sombra (1995)

Selección Española

Hoy sábado 16 de noviembre, la selección española de fútbol, campeona del mundo, juega un partido amistoso en Guinea Ecuatorial, para gloria, alabanza y propaganda del tirano sanguinario y dictador Teodoro Obiang, en el poder desde 1979. Ilustrísimo señor tirano, la campeona del mundo se pone al servicio de su Excelencia. Disponga a su antojo de las campeonas posaderas de la selección española, que para eso su Ilustrísima ha tenido a bien pagar generosamente (aunque los españoles no sepamos a quién ha pagado y quién se ha beneficiado del asunto). Después de todo, se trata de seguir la tradición que los sucesivos gobiernos del PP y del PSOE han mantenido siempre en aras de la doctrina del realismo político. Excelencia, a buen seguro los cadáveres producidos por su buen gobierno, sabrán gozar y disfrutar del fútbol de la Roja. Disfrute usted también, Excelencia, de este amoroso beso negro con el que la Federación Española de Fútbol agradece su generosidad en forma dólares.



Campeones del Mundo y Premio Príncipe de Asturias. 
Vicente Del Bosque: la selección es un "ejemplo para los jóvenes y la sociedad"

Una historia olvidada: de cómo el gobierno de Felipe González le regaló a Obiang el título de licenciado en Derecho. Al menos... eso dicen las malas lenguas.

En Guinea Ecuatorial funciona desde hace muchos años, un centro asociado de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia). Es uno de los centros con los que cuenta la UNED en el extranjero.

Felipe González con Obiang
A medida que crecía la importancia estratégica de Guinea, debido a sus recursos, crecía también la influencia francesa y estadounidense en la ex colonia española, en detrimento de la influencia de España. El gobierno de Felipe González lanzó una ofensiva diplomática para intentar recobrar protagonismo perdido. En ese contexto, encontró en el ego del dictador una baza amable que jugar. Resulta que, en su afán de grandeza, el sátrapa ansiaba un título universitario que diese algo de esplendor a su triste currículo, una nota culta con la que disimilar su carestía intelectual. ¿Qué mejor que matricularse en Derecho en la UNED?

Eran tiempos de expansión y crecimiento de la universidad española. Con el gobierno del PSOE, se creaban universidades y facultades como churros, a veces por puro interés político, y se ofrecían cátedras con generosidad a los de la cuerda. Una expansión que fue fuertemente controlada por el PSOE, para tejer una elaborada red de clientelismo académico que todavía funciona a día de hoy. Ser afín al partido pero no tener carnet y, por tanto, aparecer como independiente, podía ser de más utilidad política para el partido que tener carnet. Se promocionaba a los amigos a la cátedra, se creaban departamentos o facultades con garantías de ser espacios académicos "controlados" por los afines; hasta se crearon universidades como regalo a ciertos pesos pesados de la órbita PSOE. La cofradía de estómagos agradecidos se hacía fuerte. Cierto que los conservadores dominaban ciertas áreas e incluso universidades y que el gobierno de Aznar intentó emular al de Felipe. Pero fue con el felipismo cuando el PSOE consolidó su hegemonía en la universidad española. El reparto de cargos, prebendas, plazas de profesorado, competencias, subvenciones... alimentaba la maquinaria política del PSOE en el mundo académico.

Entre tanto, Obiang se matriculaba en una facultad de Derecho, buscando un deseado título que iluminase su gris perfil. Estudiar Derecho en la UNED siempre tuvo un plus de dificultad. No es una carrera fácil, y menos en al UNED. Pero el dictador guineano no parecía tener dificultad para ir superando los cursos. En los restringidos círculos de los estudios jurídicos, se decía que era "una razón de estado" y que era un asunto movido directamente desde Moncloa. En un contexto de hegemonía política del PSOE en la academia, ¿quién podía negarse a aprobar a Obiang cuando se trataba de una razón de estado? 

Pero he aquí que hubo un profesor díscolo y rebelde. Obiang, que aprobaba todo sin apenas esfuerzo, se encontró con que el catedrático de Derecho Mercantil de la UNED se negaba apasar por el aro y a darle el aprobado por meras razones de estado. El responsable de la cátedra se negaba "por prestigio" a hacer la vista gorda al examen del presidente, decía El País el 16 de enero de 1989.

La diplomacia española estaba en un aprieto. Obiang no entendía por qué el gobierno de Felipe González no era capaz de satisfacer su capricho de otorgarle un título universitario porque sí. Pero el catedrático de Derecho Mercantil de la UNED no daba el brazo a torcer. Fue entonces cuando desde el gobierno se hicieron gestiones para activar una solución: le enviarían a Obiang un profesor particular de Derecho Mercantil. Tal encomienda recayó sobre Aurelio González, abogado y profesor de Derecho por la UNED. Otros compañeros suyos habían rechazado la petición, pero Aurelio González decidió aceptar "la responsabilidad de una delicada misión de Estado: ayudar al presidente Teodoro Obiang Nguema a preparar el examen de junio de Derecho Mercantil, la única asignatura que aún le quedaba por aprobar para terminar la carrera jurídica que cursaba como alumno de la UNED" (El País 16 de enero de 1989).

Y por fin Obiang pudo obtener su título universitario y el gobierno español respiró tranquilo. De poco le sirvió.

El estado patrimonial

La dictadura de Teodoro Obiang Nguema es algo más que una simple dictadura sanguinaria. Es también lo que llamamos un estado patrimonial.

Obiang accede al poder a través de un golpe de estado en 1979. El golpe se llevó a cabo contra el anterior dictador, Francisco Macías Nguema, tío de Obiang, al que éste mandó matar tras hacerse con el poder. De guatemala a guatepeor.

Durante 34 años, Obiang convirtió la ex colonia española en su cortijo particular. Llamamosestados patrimoniales a aquellos estados que son convertidos en patrimonio personal de un dictador. Sus recursos, las empresas, la administración pasan a ser propiedad y competencia (directa o indirectamente) de la familia que gobierna. Quien detenta el poder suele repartir -como es el caso de Guinea Ecuatorial- entre los miembros de una élite de base étnica en la que se apoya y con la que está relacionada a través de una extensa, compleja y algebraica red de relaciones de parentesco. En pocas palabras, el estado patrimonial es la privatización visceral del estado en beneficio de una familia o conjunto de familias relacionadas entre sí. Politólogos y antropólogos hablan a menudo de "estado patrimonial" para referirse a determinados países africanos. Si queremos encontrar los orígenes del concepto, quizás debiéramos remontarnos a Weber (Economía y Sociedad), cuando éste hablaba del estado feudal europeo.

El estado patrimonial africano es un producto postcolonial, la mayor expresión del neocolonialismo y de la simbiosis perfecta entre los tiranos gobernantes y la élite del capitalismo mundial. Pero en realidad supone la continuidad de una tradición anterior de la época colonial. En gran medida, para colonizar África las potencias europeas recurrieron con frecuencia a grandes compañías mercantiles. La concesión de vastos territorios a estas compañías suponía no ya un dominio colonial ejercido directamente por el estado colonizador, sino que las propias compañías pasaban a tener un control prácticamente absoluto sobre el territorio. Aunque eran concesiones a largo plazo que implicaban una serie de responsabilidades y obligaciones por parte de las compañías adjudicatarias, los territorios afectados, sus recursos y personas, venían a convertirse de facto en una propiedad privada con la cual las compañías hacían y deshacían a su antojo. Aunque el régimen de concesiones coexistía con el de territorios directamente administrados por el estado colonizador, sobre el conjunto el primero resultó dominante. De ese modo, se fue asentando una tradición de una administración de recursos y personas y una explotación de la riqueza destinadas al beneficio privado de las compañías. No obstante, el culmen de esta apropiación colonial y privatización de África tuvo lugar con un caso diferente al resto, el Estado Libre del Congo (lo que actualmente conocemos como República Democrática del Congo). La Conferencia de Berlín reconocía, en febrero de 1885, que el rey Leopoldo II de Bégica era el único y legítimo propietario del Estado Libre del Congo. Dicho territorio pasaba a ser administrado como una propiedad privada de Leopoldo II, hasta que en 1908 la corona belga cedió al estado belga la administración y propiedad.

Es esta tradición colonial a la que acabo de hacer referencia, la que nos permite decir que, cuando muchos criticamos la existencia de estados patrimoniales africanos, a menudo olvidamos que, en realidad, suponen una continuidad de aquello que el colonialismo europeo implantó en África. En cierto modo, el estado patrimonial africano es un hijo del colonialismo, adaptado al nuevo estatus de estado formalmente independiente.

Guinea Ecuatorial es un ejemplo de estado patrimonial, controlado por Obiang y por una minoría sobre la que se apoya, perteneciente al clan esangui del dictador y subsidiariamente a otros clanes también de la etnia fang, relacionados entre sí mediante redes de parentesco.

Guinea Ecuatorial sufre la maldición africana que supone ser un país rico en recursos, sujeto a esa diabólica y surrealista ecuación que establece que a mayor riqueza, mayor será la corrupción y la pobreza de la población. Es la realidad del absurdo.Actualmente Guinea Ecuatorial encabeza el tercer puesto del ranking de países subsaharianos productores de petróleo, después de Nigeria y de Angola, países estos últimos para los cuales tener petróleo también se ha convertido en una maldición. A pesar de producir más de 300.000 barriles por día, la sociedad guineana ha sido excluida de semejante riqueza y ha visto cómo la pobreza ha ido en aumento a medida que se incrementaba la producción de crudo. Para entender una locura de semejantes dimensiones, hemos de partir del concepto de estado patrimonial al que hacemos mención:

Gracias a los hidrocarburos, Guinea Ecuatorial ha sido una de las economías que más han crecido en el mundo (a una media de un 16,9% entre 2000 y 2011; con un aumento del ingreso per cápita acumulado del 272% en dicho período), sin que existe una mínima correspondencia en la mejora de los servicios sociales básicos y las condiciones de vida del conjunto de sus 740.000 habitantes.
La clave de esta situación reside en la gestión personalizada que Obiang y su clan familiar han realizado de las rentas del petróleo, en condiciones de gran opacidad. Cientos de millones de dólares se han transferido al exterior, o han sido depositados por multinacionales petroleras directamente en el extranjero en cuentas bancarias a nombre del presidente y su familia. Actualmente hay diversos procesos judiciales en curso por malversación, en Estados Unidos, Francia y España (1).

Guinea Ecuatorial, un teatro del terror.

Para las democracias occidentales, poco parece importar la montaña de asesinatos políticos cometidos por Obiang, la tortura sistemática a la que es sometido cualquier opositor, la farsa de procesos judiciales que hacen revivir la justicia feudal, los miles de desaparecidos... Porque no nos engañemos, no son desaparecidos argentinos o chilenos, en cuyo caso acapararían la atención del mundo. Son desaparecidos negros, africanos: ¿a quién le importa que desaparezcan unos cuantos de miles de malditos negros? En la moral dominante, la tasa de cambio entre el asesinato de un blanco de origen europeo y la de un miserable negro africano, es de 1 a 1.000. La muerte de miles de africanos, poco valor tiene en el mercado de la moralidad postcolonial.

Poco parecen importar las denuncias de Amnistía Internacional. Ya se sabe: si no se trata de Gadafi, Bashar al-Asad o Sadam Husseim, el tema carece de relevancia. Poco importa que la dictadura de Guinea Ecuatorial encabece unos de los primeros puestos del ranking mundial de violación de derechos humanos. Poca importa que incluso el propio Imperio, los EEUU, reconociese en 2012: "Guinea Ecuatorial es una fuente y destino para las mujeres y niños sujetos a trabajo forzado y tráfico sexual" (2).

Poco parece importar que Obiang haya convertido la paradisíaca isla de Annobón en el mayor vertedero de residuos tóxicos y nucleares de África, procedentes de los países ricos occidentales. Una gigantesca trama de corrupción medioambiental originada por los países llamados "desarrollados", cuyas compañías de tratamiento de residuos tóxicos y nucleares se embolsan cantidades astronómicas de dinero, deshaciéndose de materiales contaminantes y mortales de cualquier manera en la isla de Annobón, saltándose todas las normativas internacionales. Les basta con ingresar, periódicamente, unos cuantos millones dólares en las cuentas que el tirano tiene en paraísos fiscales. (3)

La "democracia" guineana

No seamos tan negativos. Las presiones internacionales han hecho que el régimen de Obiang se haya democratizado desde mediados de los años 90 del pasado siglo, aceptando el multipartidismo. Cierto que se mata, detiene y tortura a quienes son de partidos distintos al PDGE, el partido de Obiang. Pero esto parece ser un detalle sin importancia para las cancillerías occidentales. La Unión Europea siempre está dispuesta a liderar la lucha por los derechos humanos y a favorecer la democracia en África. Por eso la UE ha recibido un Premio Nobel. Francia y España, en diversas ocasiones han elogiado la democratización emprendida por Obiang.

La última prueba de esta "democratización" fueron las elecciones de junio de este año. El Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE), del dictador, obtuvo 99 de los cien escaños de la Cámara de Representantes del Pueblo, mientras que para la Cámara Alta obtenía 74 de los 75 senadores (eldiario.es). Todo un éxito para la democracia. Y es queOccidente, cuando no defiende la democracia a cañonazos (Libia, Afganistán, Irak, etc.), la convierte en una pantomima de macabro gusto.

Todos le besan el culo a Obiang

El petróleo ha hecho de Guinea una deseada joya de la corona para todos. Pero principalmente para EEUU y Francia. Para España también. Obiang siempre se ha sentido seguro, siempre supo que mientras alimentase los intereses de las compañías petroleras occidentales, los democráticos gobiernos del mundo libre se pelearían por besarle el trasero. Así ha sido. Guinea es un caramelo para las compañías petrolíferas. A las multinacionales del petróleo les basta con conseguir que sus gobiernos miren para otro lado cuando se trata de democracia y de derechos humanos.

Antes de que se descubrieron los ricos yacimientos de Guinea Ecuatorial, los asuntos de la ex colonia pasaron a ser de máximo interés en el viejo continente. Inicialmente para España. Siempre hubo la sospecha de que el gobierno de Suárez estaba al tanto de la conspiración de Obiang contra Macías y que posiblemente el primero recibió algún tipo de ayuda para su golpe de estado. En contraposición a la fría relación que Macías mantenía con España y a sus deseo de desarrollar vínculos con el bloque soviético, Obiang enseguida supo imprimir un giro a las relaciones exteriores de Guinea. Francia y España aparecían como los socios más apetecibles para el nuevo dictador. 

En diciembre de 1979, el rey Juan Carlos I realizaba una visita a Guinea Ecuatorial que era devuelta con la visita de Obiang a España en mayo de 1980. El tratado de Amistad y Cooperación firmado entre ambos países en octubre de 1980, parecía anunciar una hermosa y prometedora luna de miel entre España y Guinea.

Sin embargo, la importancia estratégica de Guinea inictó a Francia a mover sus fichas en el tablero de ajedrez. Además España daba refugio a una buena parte de la oposición exiliada, lo que exasperaba al dictador. Poco a poco Obiang comenzó a marginar los intereses económicos españoles en beneficio de los franceses, buscando una convergencia con el área francófona de África. El que fuera presidente de la República francesa, Jaques Chirac, no dudó en poner toda la carne en el asador y, como gesto de apoyo incondicional a Obiang, firmaba en 1985 un acuerdo de cooperación militar: "militares y mercenarios franceses comenzaron a entrenar a los “ninjas”, una unidad de elite a medio camino entre los tontons-macoutes de Haití y los escuadrones de la muerte guatemaltecos" (4). Este cuerpo tuvo una participación estelar en la represión política, tortura y asesinato de opositores.

Cuando a finales de la década de los 80 y principios de los 90, comienza a verse con nitidez las posibilidades de Guinea como un nuevo gigante del petróleo, Francia y EEUU pasaron a blindar políticamente al dictador guineano. España intentó volver a ganar los favores del sátrapa, pero con poco éxito. Por supuesto, el Imperio llevaba todas las de ganar:

En términos de política interna, este El Dorado negro parece que está sirviendo para reforzar el asiento en el poder de Obiang, que bien puede destinar parte de la fortuna a, por ejemplo, comprar nuevas lealtades y asegurar las existentes. Por otra parte, tras la llegada de George W. Bush a la Presidencia de Estados Unidos se ha observado una mejora en las relaciones bilaterales que da prelación al contento por la concesión de las explotaciones petroleras offshore exclusivamente a firmas de este país sobre la exigencia del respeto de los Derechos Humanos. (...)

Obiang, que en septiembre de 1999 recibió tratamiento contra el cáncer de próstata en la prestigiosa clínica Mayo de Rochester, Minnesota, con factura abonada por la compañía Mobil Oil, visitó por primera vez Washington en abril de 2001, aunque entonces sólo consiguió ser recibido por un subsecretario del Departamento de Agricultura del Gobierno. Pero tras los atentados terroristas del 11 de septiembre la actitud de la Casa Blanca hacia Obiang se ha aligerado de escrúpulos.

Así, en el primer aniversario de aquella tragedia, el ecuatoguineano figuró entre la decena de líderes africanos que se reunieron con Bush en la sede central de la ONU en Nueva York para hablar de las perspectivas de guerra con Irak y de la paz y el desarrollo en África. Significativamente, poco antes de la cita, el lobby político y empresarial del petróleo africano publicó un informe que consideraba de interés para la seguridad nacional y una prioridad estratégica extender la influencia de la superpotencia en el golfo de Guinea. Días más tarde, el 19 de septiembre, Obiang fue agasajado en Washington con una cena en su honor por un grupo de empresarios e inversores del sector de los hidrocarburos. (5)

Aznar-Obiang
A pesar del desprecio y prepotencia que el dictador africano mostraba hacia España, lo cierto es que los diferentes gobiernos españoles hicieron todo lo posible por volver a ganar el favor de Obiang. Primero el gobierno de Felipe González (PSOE), luego de Aznar (PP) y finalmente el de Zapatero (PSOE). Con Aznar, siendo ministro de Exteriores Abel Matutes (1996-2000), la ofensiva diplomática sobre Guinea se intensificó especialmente; siempre se habló de los intereses comerciales que la familia de Matutes tenía en Guinea. Todavía con Aznar en La Moncloa, Obiang realiza una nueva visita a España en octubre de 2002, siendo recibido por todo lo alto por el presidente Aznar y recibido por el rey la Zarzuela. Poco importaba que Obiang figurase en las listas negras de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

Moratinos-Obiang
Con el cambio de gobierno, volvió a repetirse la misma situación. El gobierno de Zapatero también se esforzó por ganar influencia en Guinea y Obiang era de nuevo recibido por todo lo alto en España, después de que Moratinos hubiese viajado a Guinea. La visita de Obiang a España, en la época de Moratinos, fue especialmente criticada. Moratinos se defendió de las críticas alegando que la obligación del gobierno español era defender también los"intereses españoles en Guinea". Es lo que en Relaciones Internacionales se llama ladoctrina del realismo político. Nada que no hubiesen hecho también los gobiernos anteriores.

Obiang con Zapatero (arriba) y con Rajoy (abajo)



Fraga-Obiang. También el dinosaurio de la derecha española
rindió pleitesía al dictador

Un partido de fútbol que será utilizado por el dictador como propaganda

España, campeona del mundo de fútbol, jugará hoy un amistoso en Guinea. El ministro de Exteriores español lo justifica apelando a los "fuertes lazos históricos, culturales y lingüísticos" que existen con Guinea Ecuatorial. También se habla del interés de los empresarios españoles en este país. La Federación ha llegado a justificar el partido diciendo que el viaje a Sudáfrica para enfrentarse al combinado sudafricano, era demasiado largo y resultaba aconsejable hacer una escala en Guinea, argumento pueril y absolutamente estúpido. 

Lo cierto es que las masas guineanas esperan ansiosas y llenas de júbilo la llegada de la selección española. El dictador se apuntará un gol, el más importante de todos. El partido se convertirá en una excelente puesta en escena propagandista de las bondades del dictador asesino: ¡hasta la campeona del mundo quiere jugar en Guinea! Un balón de oxígeno para alguien que encabeza los primeros puestos en violación de derechos humanos, y que ha convertido Guinea en su huerta particular, transformando la generosa riqueza de sus recursos en pobreza para los guineanos y en multimillonaria fortuna para él y su familia. Quizás ese sea el ejemplo que Del Bosque quiere dar con la selección cuando dice que ésta es un "ejemplo para los jóvenes y la sociedad".

Y hasta es posible que el capitán de la selección española, acabe emulando al capitán del combinado alemán del mundial del 78, Berti Vogts, y acabe declarando: Guinea es un país donde reina el orden. Yo no he visto a ningún preso político.

Apéndice: ¿Quién se beneficia del Guinea-España?
Artículo de Jesús García-Luengos (Centro de Investigación sobre Seguridad y Gobernanza Transnacional - RESET) y Alicia Campos (Dpto. Antropología Social de la Universidad Autónoma de Madrid, UAM).
Publicado en elmundo.es 15/11/2013


Como se han encargado de reseñar algunos medios de comunicación, el partido que La Roja tiene previsto jugar contra la selección de Guinea Ecuatorial no es un partido cualquiera, porque puede contribuir a legitimar con su actuación a uno de los regímenes más represores y corruptos del planeta. En un mundo atravesado por múltiples crisis y déficits ingentes a nivel internacional, y cada vez más entrelazado, son precisamente las acciones coherentes y ejemplares las únicas que pueden aportar luz y generar avances. El fútbol, por su capacidad extraordinaria de movilización social, y La Roja, por los valores que representa, no pueden quedar al margen de este escenario.

Jugar al margen del pueblo ecuatoguineano

En primer lugar (y en contra de lo señalado por un dirigente de la Real Federación Española de Fútbol), es muy cuestionable que La Roja vaya a jugar "para el pueblo guineano". La gran mayoría de la población de Guinea Ecuatorial (con casi un 80% viviendo con menos de 2 dólares diarios y una esperanza de vida al nacer que apenas supera los 51 años) no es precisamente la que más se beneficia de la legitimación internacional que estos eventos proporcionan al régimen del Presidente Obiang, o de las sumas colosales que se invierten en construir edificios e infraestructuras para acoger eventos como la Cumbre de la Unión Africana de 2011 (con un gasto que cuadriplicó el asignado a Educación) o la Copa Africana de Naciones (durante la cual se hostigó a los periodistas extranjeros que intentaron informar sobre temas no estrictamente deportivos). Los principales beneficiarios del partido previsto serían las elites gobernantes de Guinea Ecuatorial y una federación nacional de fútbol que no ha apostado por el deporte de base, y cuya selección está integrada sobre todo por deportistas nacionalizados, originarios de otros países.

La neutralidad es insostenible

Tampoco cabe en este caso acudir al argumento de la tradicional neutralidad del fútbol, para justificar el encuentro deportivo. Desde el momento en que la actuación de La Roja va a ser aprovechada por el régimen dictatorial ecuatoguineano en su favor, dicha neutralidad queda desvirtuada. Lo neutral, en todo caso, sería abstenerse de jugar el partido previsto.

La coherencia es el único criterio aplicable

Este criterio es extrapolable a muchos ámbitos. E implica que se analice, caso por caso, de cara a futuros encuentros de la selección española. En Guinea Ecuatorial, a la violación sistemática de derechos y libertades fundamentales, y al control y fraude de los procesos electores, se le añade una inmensa riqueza derivada del petróleo (actualmente, más de 300.000 barriles/día), de la que ha quedado excluida la gran mayoría de la población.

Esta riqueza ha sido determinante para la desactivación, a partir de mediados de los 90, de las presiones internacionales encaminadas a la democratización del régimen, y para que éste acreciente exponencialmente su influencia externa. Gracias a los hidrocarburos, Guinea Ecuatorial ha sido una de las economías que más han crecido en el mundo (a una media de un 16,9% entre 2000 y 2011; con un aumento del ingreso per cápita acumulado del 272% en dicho período), sin que existe una mínima correspondencia en la mejora de los servicios sociales básicos y las condiciones de vida del conjunto de sus 740.000 habitantes.

La clave de esta situación reside en la gestión personalizada que Obiang y su clan familiar han realizado de las rentas del petróleo, en condiciones de gran opacidad. Cientos de millones de dólares se han transferido al exterior, o han sido depositados por multinacionales petroleras directamente en el extranjero en cuentas bancarias a nombre del presidente y su familia. Actualmente hay diversos procesos judiciales en curso por malversación, en Estados Unidos, Francia y España.

Ser consecuentes en este caso, en un contexto de crisis profunda, que España comparte con otros países, implica agudizar nuestros reflejos solidarios ante la opresión, el acaparamiento ilícito y masivo de ingresos públicos y el aumento de las desigualdades sociales más allá de nuestras fronteras, En este sentido, los representantes del deporte español, como ciudadanos globales que son, están llamados a desempeñar un papel especialmente relevante en la promoción de valores sociales comunes.

La imagen de España está en juego

Siguiendo con el criterio de coherencia, parece razonable pensar que dicho evento deportivo no contribuirá a mejorar la imagen internacional de España ni a reforzar la tan enarbolada "marca España". Lo cual es especialmente importante en un contexto en el que las empresas españolas (muchas de ellas, con gravísimos problemas en Guinea Ecuatorial a causa de la extorsión) están siendo respaldadas por la "diplomacia económica" del gobierno español para que aumenten sus inversiones y ventas en el exterior. Si existiese algún motivo específico, más allá del deportivo, que justifique la celebración del partido, como ciudadanos y contribuyentes deberíamos exigir explicaciones.

Dada la complejidad de incidir sobre las cuestiones reseñadas en la arena internacional, debido al poder y al blindaje de regímenes como el de Guinea Ecuatorial, en pocas ocasiones existe una oportunidad tan clara para actuar de forma consecuente y tener un cierto impacto, en concordancia con los valores ejemplares que representa La Roja y que trascienden ampliamente nuestras fronteras. No hacerle el juego al régimen de Obiang sería, por tanto, la mejor victoria.

Notas(1) Jesús García-Luengos y Alicia Campos: "¿Quién se beneficia del Guinea-España?", en elmundo.es
(2) "Guinea Ecuatorial, El país donde el petróleo oculta la feroz represión de una dictadura salvaje",en el blog Una mirada al mundo.
(3) "Annobón, el paraíso olvidado", en Afrol News. También, entre otras muchas referencias disponibles,"Annobón, un paraíso para el vertido de tóxicos", en El País 22-09-1988.
(4) "Teodoro Obiang Nguema". Biografías del CIDOB.
(5) Ibídem.

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