martes, 27 de agosto de 2013

Siria será atacada con misiles de crucero desde el Mediterráneo y Bombarderos estratégicos desde EE.UU.

Olvídese de ver Strike Eagles F-15o Super Hornets F-18 portando PGMs (municiones guiadas de precisión).

Si Washington realmente se involucra en Siria, es probable que sea una guerra limitada por aire, compuesta principalmente de misiles de crucero, la mayoría (si no todos) disparados desde buques de guerra y submarinos y casi sin participación de aviones tácticos.
De hecho, no hay ninguna señal de un inminente despliegue de escuadrones de F-15, F-16 o F-18 y, aunque uno podría creer que algunos activos ya podrían estar en sus posiciones (en las bases estadounidenses del Golfo Pérsico, como Al Dhafra) tampoco hay ninguna señal de que buques cisterna se acumulen en las bases aéreas turcas o griegas, barcos que se utilizaron para apoyar la guerra aérea en Libia en 2011.
Otra clara señal de que no se va a lanzar una campaña aérea tradicional sobre Siria es que no hay ningún gran portaaviones de EE.UU. en el Mar Mediterráneo.
El USS Truman pasó a través del Canal de Suez hace apenas unos días, y es muy poco probable que lanzara misiones de ataque desde el mar Rojo.

Dicho esto, lo más probable es que la Guerra Aérea Siria se haga en tres fases:

Fase de recopilación de inteligencia
Lluvia de misiles de crucero
Ataques limitados con bombarderos estratégicos
La fase 1 significa mover los activos necesarios a su lugar y recoger los datos necesarios para la correcta orientación. Esta fase se inició hace varios meses. Los satélites y aviones espías ya han estado observando Siria. Si es que realmente deciden atacar, la actividad de inteligencia sólo se intensificaría, para apoyar la identificación de objetivos que serían atacados en las primeras etapas de la guerra aérea.

¿Qué va a ser atacado?

Como de costumbre, en primer lugar, algunos comandos C3 del régimen sirio, las baterías de defensa aérea restantes (las que podrían ser una amenaza para los activos involucrados en la guerra aérea) y, obviamente, las instalaciones de armas químicas, incluyendo los depósitos de cohetes utilizados para portar armas químicas.

Washington probablemente optará por una campaña rápida, y no eliminará por completo al ejército sirio con el fin de reducir el riesgo de ser involucrado en una guerra larga y que consumiría cuantiosos recursos. Sólo atacarán al arsenal de armas químicas y las instalaciones más importantes de Damasco que pudieran ser utilizadas para un ataque de represalia en la región.

El ataque lo llevarían a cabo los cuatro destructores de la zona de operaciones de la Sexta Flota (USS Gravely, USS Barry, USS Mahan y USS Ramage), cada uno teóricamente capaz de lanzar hasta 90 misiles tácticos de crucero Tomahawk (en realidad menos, debido a que estos buques de guerra normalmente llevan una combinación de misiles de ataque y de defensa aérea).

Algunos misiles más podrían ser desplegados por unidades aliadas (submarinos del Reino Unido), así como bombarderos estratégicos de Estados Unidos que realizaran alguna misión directa de ida y vuelta desde los EE.UU. (y de la base de Diego Garcia) para atacar objetivos específicos una vez que la mayor parte de la defensa aérea siria fuera destruida: Algunas incursiones furtivas del B-2 Spirit seguidas por algunos B-52 y algunos B-1.

Algunos drones de vuelo de gran altura Global Hawk volarían desde Incirlik, Sigonella o Al Dhafra, y llevarán a cabo la evaluación de daños post-ataque. Algunas salidas también por medio de los U-2.

Una vez que haya evidencia de que la capacidad de Damasco para lanzar armas químicas se ha eliminado, los EE.UU. cerrarán su participación en Siria.

Fuente: The Aviationist

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