lunes, 9 de enero de 2012

Sí con EE.UU. ¿Y por qué no con Irán?


Hay un enorme grado de hipocresía y hasta desparpajo de parte de los neocolonialistas de adentro y afuera. Formados y estructurados mental, sicológica y hasta culturalmente en la matriz estadounidense, cuando habla Washington ellos son su parlante. Como el gobierno de Barack Obama “sugiere” no tener relaciones con Irán, en el Ecuador saltaron voces, muy “soberanas” y hasta “solventes” intelectualmente, que ya tuvieron la osadía de cuestionar la visita a Ecuador del mandatario iraní Mahmoud Ahmadinejad.

Incluso, en esa lógica y matriz neocolonial, dicen que Obama ha intentado por mucho tiempo fortalecer las relaciones con América Latina y que la visita de Ahmadinejad las puede “afectar”, sugiriendo de ese modo que no tengamos la osadía de fastidiar al imperio. Y añaden que en Irán hay problemas internos que se deben considerar y hasta condenar.
Frente a todo ello cualquier ciudadano inteligente, desde el sentido común, se podría preguntar: ¿Estados Unidos no fue la nación que promovió la invasión a un país a partir de un falso dato (la existencia de armas nucleares) y que a su nación le costó más de cinco mil soldados muertes y decenas de miles de millones de dólares? ¿No es en Estados Unidos donde ocurren crímenes horrendo por jóvenes estudiantes que portan armas en clases y en un arranque de locura asesinan a sus compañeros? ¿Obama no es el presidente que apoya la guerra fuera de su territorio tras recibir el Premio Nobel de la Paz y pide a Irán no provocar a sus vecinos?
Hay que recordarles a los neocolonialistas criollos que durante toda la dictadura de Augusto Pinochet nuestro gobiernos de turno no rompieron relaciones ni condenaron el asesinato de miles opositores. Y por eso jamás tampoco se dijo que no comerciáramos con Chile.
Lo que está en juego, de verdad, es el concepto de soberanía del Ecuador, pues si de hoy en adelante Estados Unidos decide con quién tenemos que relacionarnos y hasta con cual nación comerciar, mañana nos dirá a  quién colocar como presidente  de la República en Carondelet.

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